El Miércoles de Ceniza le pedí a Dios que este año me ayude a convertirme a través del don de las lágrimas, lo que había aconsejado el Papa Francisco, a sabiendas de que llorar los pecados no es fácil cuando uno no los siente, cuando uno no se arrepiente.
Lo hice sin mucha fe, pues mis oraciones carecían de esa intimidad que las hace reales 'conversaciones'. Más bien eran discursos vagos que - yo pensaba - se iban con el viento.
Pero, como siempre, la gloria de Dios no es cuento y cuando uno pide lo que en realidad necesita, Dios se lo otorga.
Tampoco contaré los tantos pecados que ahora lloro, pero sí uno que el Espíritu Santo me susurró ayer durante la misa.
La primera lectura era de Abraham que casi mata a su único hijo por Temor a Dios. Y luego el salmo nos instaba a repetir "Confío siempre en el Señor".
Me costaba decir la frase sin que se quebrara mi voz. Necesitaba entender por qué.Y esta es la parte donde el ES me sopló la respuesta para que no piense mucho.
"Es que no confías".
Yo, anonadada. ¿Tan simple como eso? Pero si ya hace años proclamo la Providencia Divina y defiendo, admirada, cómo Dios siempre abre los caminos y no sólo por fe, sino que Dios realmente ha abierto MIS caminos, todos, siempre, en el momento justo.
Pero ahí estaba yo, a los pies del Señor de la Justicia, sin poder decirle que confiaba en Él. Mi confianza había sido lastimada por el pecado y aunque yo siempre quise afianzarla, solo pude hacerlo con los labios, sin embargo, mi corazón titubeaba.
Y aunque mi corazón sigue intranquilo, llora su condición. He experimentado la delicia que es descansar en el Padre con la certeza de que Él tiene mi vida y la de todos nosotros en sus manos. Que le hemos valido una Cruz, la Sangre de Su Hijo y el Sublime Dolor de la Virgen Inmaculada. Y esa misma certeza es la que añoro conseguir durante estos cuarenta días de desierto.
Proyecto Ojos de Perro Azul
lunes, 2 de marzo de 2015
lunes, 28 de enero de 2013
Palabras de aliento
Felicito al Diario La Hora, regional Santo Domingo, por
su gran labor durante estos 19 años publicando a diario noticias de interés
nacional y local. La edición especial publicada el domingo 27 de enero es una
muestra de la sinceridad con la que hacen su trabajo. No solo los temas
expuestos, sino las muchas
felicitaciones de las diferentes personalidades públicas y de las entidades
privadas de renombre, demuestran que este medio de comunicación no ha perdido
su prestigio y que los santodomingueños aun esperamos mucho más del mismo.
Han pasado la mayoría de edad y, dentro
del tan mencionado momento histórico que vive el país, mi recomendación sería
que tomen el nuevo año de vida como una oportunidad para renovarse, para
refrescar directrices y recordarles a todos los que trabajan en su institución,
la línea editorial que persiguen.
El trabajo hecho en parroquias, aun
cuando ha sido tomado en cuenta, no es lo suficientemente grande y veo que
muchos sitios son olvidados. Estos sectores son los que sostienen la
agricultura y los que siguen arrastrando la pobreza generacional. Eso y el
hecho de que son una fuente inagotable de riquezas, de anécdotas e historias.
Ahora a los periodistas les toca vivir un
momento duro. Son criticados, insultados, relegados y desestimados. He
compartido con ustedes mi dolor por la intolerancia, pero sepan que siempre de
las cosas negativas, surge algo positivo. Para sostener mi afirmación solo hay
que citar a todos los jóvenes que vivieron durante las guerras mundiales y
países como Alemania y Francia, que lograron reconstruir sus territorios con
esa fuerza renovada por el dolor que habían sufrido. Que este holocausto de la
libertad de prensa sea para ustedes una plataforma que los inspire a superar
sus errores con dignidad y a buscar la plenitud de su profesión.
Imposible no pensar
Es imposible que uno no se ponga a pensar
en política durante la época de campañas. Ya la ciudad y sus alrededores está
forrada de publicidad. A pesar de los controles, ver edificios enteros vestidos
de colores, no es nada raro.
Hace algunos días, hasta el indio colorado estuvo haciendo proselitismo.
La etnia se quejó, pero aun no se sabe en qué quedó eso.
Lo interesante esta vez, es que se nota que partidos antiguos empiezan a resurgir de donde nadie los había llamado.
Cómo es que retomaron fuerza los que ya pensábamos perdidos?
Lo único que se me ocurre al ver a los candidatos oficialistas es que ellos son los culpables. El fracaso de la Revolución Ciudadana como un periodo de transparencia, ha hecho que la 'aristocracia política' quiera meter mano otra vez.
Es que al ver tal repartición de la riqueza, el que menos desearía tener su parte del pastel y no que los nuevos ricos se paseen por la feria solitos.
El país, como siempre, es una feria. El dinero, como siempre, una tentación. El poder, como siempre, la razón de su perdición.
Y mientras tanto, en la calle, mi decepción es mayor.
Mi manicurista sigue afirmando: "Seguro que roban, como todos, pero hacen obras".
Y mientras ella hace las más bonitas figuras en mis uñas yo empiezo a pensar que tenemos los gobernantes que nos merecemos.
Hace algunos días, hasta el indio colorado estuvo haciendo proselitismo.
La etnia se quejó, pero aun no se sabe en qué quedó eso.
Lo interesante esta vez, es que se nota que partidos antiguos empiezan a resurgir de donde nadie los había llamado.
Cómo es que retomaron fuerza los que ya pensábamos perdidos?
Lo único que se me ocurre al ver a los candidatos oficialistas es que ellos son los culpables. El fracaso de la Revolución Ciudadana como un periodo de transparencia, ha hecho que la 'aristocracia política' quiera meter mano otra vez.
Es que al ver tal repartición de la riqueza, el que menos desearía tener su parte del pastel y no que los nuevos ricos se paseen por la feria solitos.
El país, como siempre, es una feria. El dinero, como siempre, una tentación. El poder, como siempre, la razón de su perdición.
Y mientras tanto, en la calle, mi decepción es mayor.
Mi manicurista sigue afirmando: "Seguro que roban, como todos, pero hacen obras".
Y mientras ella hace las más bonitas figuras en mis uñas yo empiezo a pensar que tenemos los gobernantes que nos merecemos.
Aun queremos que nos gobierne gente que
sea igual de ingobernable que nosotros. Porque mientras el vivir en medio de
mentiras y robos sea muy de cada vida… ¿qué podríamos pedirle a los altos
mandos?
Y no quisiera mencionar la repetida frase
de “empecemos por nosotros mismos”, pero es cierto. Si buscamos un trabajo en
el que hagamos poco ganando mucho, y un mundo lleno de vanidades, en el que lo
más importantes sean las marcas. La mediocridad seguirá persiguiéndonos y con
ella los anti valores.
sábado, 12 de enero de 2013
Perdida entre paisajes
Luego llegó el invierno y la fauna se guardó sutilmente en su capullo,
todo murió sin drama. Toda la belleza colorida del otoño fue reemplazada de
forma inevitable por esqueletos un tanto sombríos, pero igual de ordenados.
Y finalmente llegó la nieve que lo cubrió todo. El paisaje se vistió de
blanco y, en ese momento, el inclemente viento que golpeaba mi cara, perdió por
completo su valor. Olvidé el frío, la soledad y mi alma se hinchó de alegría.
El cambio de estaciones es una maravilla que hace al corazón volver a
latir, pues su belleza es tal que, por segundos, se queda paralizado ante tanta
belleza.
Y regresé a Ecuador. Mi primer arribo se dio en Panamá, lo que constituyó
un volver a mi mundo. Desde esa ventanita incómoda del avión vi un montón de
color verde regado, sin precisión, a través de la costa. Pero el golpe de
gracia lo recibí en Ecuador. Bajando desde Quito me di cuenta de la yerba que
crecía sin permiso, de las flores que aparecían en cualquier sitio, ¡y de
árboles que salían desde las paredes!
Esto último parece cuento, pero cualquiera que vive en la provincia
tsáchila puede afirmarlo. La humedad es tal y la tierra es tan rica que la vida
crece por doquier. Aquí, la vida no pide permiso, sino que nos dice: “Me quedo
a vivir contigo, sopórtame, porque puedo ser tu única compañía”.
Los santodomingueños tenemos todos los días una naturaleza que si nos
descuidamos, nos manda botando del lugar. La salvaje vegetación es la reina y
señora que nos invita a ser irreverentes a todo tipo de esclavitud.
martes, 8 de enero de 2013
La necesidad de un calendario
Con el nuevo año se respira un ambiente de buen humor. La esperanza
tiene la valentía de aparecer con su típica sonrisa repitiéndonos que todo va a
estar bien. Los abogados parecen sinceros y los periodistas desinteresados. Los
empresarios parecen dadivosos y los izquierdosos lucen tolerantes.
La gente ni siquiera necesita respirar profundo, a pesar de los
problemas del año terminado, se da cuenta que, al fin y al cabo, sigue viva y
todo cobra significado. Lo pasado es restado mientras que el futuro es
multiplicado.
Estamos predispuestos a cambiar para bien y a dejar el odio atrás. De
esta forma lo que hacemos es renovar nuestras fuerzas gastadas por el
sufrimiento y las decepciones, darnos, a nosotros mismos y al resto del mundo,
otra oportunidad.
A través de la historia, cada civilización ha usado el calendario para
empezar de nuevo y esto no solo se reduce a las cosechas y al plano agrícola
sino a una necesidad de terminar algo y empezar otra cosa, de olvidar lo
ocurrido y enfocarse en lo venidero, de siempre resurgir, reinventarse y
superarse a sí mismo. Es con estas ganas que recibimos el 2013, aunque no sea
un año que suena muy estético, seguro será un proceso muy divertido que gracias
a Dios, solo dura 12 meses.
lunes, 5 de noviembre de 2012
Otro por qué de Rebekka
¿Por qué el trabajo
manual es tan desvalorizado, mientras que el trabajo intelectual se
sobrevalora?
Todo empezó con una de esas interrogantes que nacen al tomar
un café. Minutos antes Rebekka y yo habíamos visto a don Jesús, un hombre con
una fuerza excepcional, capaz de machetear, y hacer cualquier tipo de trabajo
en el campo solo tomándose un respiro para engullir en 3 minutos un plato de
lentejas con una montaña de arroz.
El hombre es un Gokú ecuatoriano pero su situación económica
es bastante precaria. Tiene muchas bocas que mantener y con el sueldo no
alcanza para una vida digna.
Entonces ella formula la pregunta: ¿Por qué el trabajo
manual es tan desvalorizado, mientras que el trabajo intelectual se
sobrevalora?
Yo, que siempre había pensado en la educación como amor al
conocimiento y jamás en un sentido pragmático, al menos no de forma consiente,
me quedé sin saber qué decir. Y no porque no tuviera razones, sino que me
parecían tan implícitas que no pensaba que era necesario explicarlas, reflexionarlas
o cuestionarlas.
Pero era un tema interesante, por eso trasladé el debate a
la mesa de mi casa, un día después, mientras estábamos en familia, comiendo
viche, tomando gaseosa y riendo.
La idea fue bien recibida. Todos pusieron sus cerebritos a
trabajar y yo fui una especie de moderadora entre las opiniones de mi abuelita,
mis padres, mis tíos y las visitas que nos acompañaban. Una de las razones que
se expuso es la complejidad de los trabajos intelectuales, que acarrean más
responsabilidad, que tienen a cargo un espectro mayor, tanto en talento humano
como en funciones.
Otra explicación es el costo, tanto en tiempo y dinero, que
se invierte en la educación, y que por tanto, debe ser retribuida.
Sin embargo, y aunque suene lógico que el conocimiento debe
ser bien pagado, no deja de ser injusto que don Jesús y su familia sufran por
las necesidades. A lo que mi tío acotó, “eso es parte del sistema”. El sistema
es injusto, el sistema que permite a unos no tener lo suficiente aunque se
rompan el lomo trabajando, y que otros naden en abundancia, cuando se rompen la
cabeza pensando.
Cantar la ‘gota fría’ nunca fue más literal
La vida es cuestión de actitud, quienes se quedaron fueron
valientes y tuvieron su recompensa.
El Megaconcierto en honor a las fiestas de provincialización
de Santo Domingo se llevó a cabo el sábado 03 de noviembre del 2012 y tuvo como
figura principal al cantante colombiano, Carlos Vives, quien empieza a
promocionar su nuevo sencillo ‘Volví a Nacer’.
Algunas personas empezaron a llegar antes de las 20h00, tiempo
previsto para el inicio del espectáculo, pero al parecer, todo iría mal esa
noche: los equipos de sonidos tenían fallas, cada vez llovía con mayor intensidad
y el estadio seguía vacío.
Tal vez el motivo principal, tanto para las fallas técnicas
como para los pocos asistentes que estuvieron presentes, fue el mal tiempo. A pesar
de las explicaciones, muchos calificaron el evento como un ‘chasco’. Ese fue el
caso de Karina Santos, una de las asistentes, quien manifestó, “No sé cuándo
dejaremos de ser pueblo, qué mala organización”.
La fluctuación de público dependió de ello, eso fue
indudable. Durante la lluvia muchos se fueron decepcionados, sin embargo, al
escampar algunos se animaron a regresar.
“Carlos Vives vale la pena”, afirmó Mónica Yánez, quien
regresó poco antes de la medianoche para reiniciar la espera.
La gente empezó a animarse gracias a la intervención del
grupo de merengue Mapalé, quienes pusieron a bailar a todos los empapados espectadores.
Y el momento más anhelado llegó, después de 5 horas de
atraso. Carlos Vives salió al escenario cantando, saltando, lleno de energía y
de corazón.
Cantó durante casi dos horas variados temas, en donde se
fusionan el vallenato con la predominante batería, temas llenos de vida, que
mueven el cuerpo sin necesidad de que el cerebro le dé la orden conscientemente.
El cuerpo ya sabe, que cuando Carlos Vives canta, él goza.
Pero no fue todo baile, también deleitó a los románticos con
canciones emotivas, especialmente su sencillo ‘Volví a nacer’ que se robó el
corazón de cuantos lo escucharon o corearon.
Vives resaltó la hermandad entre Colombia y Ecuador
diciendo: “Yo no sé cuál es la bandera ecuatoriana o la colombiana, para mí
entre ellas dos no hay diferencia, porque son una sola”.
También agradeció la acogida que sus compatriotas reciben al
llegar a este país, especialmente en la región de Santo Domingo.
A pesar de sus 5 décadas y su visible pancita, el
vallenatero más famoso de la nación del norte, le quitó las caras largas y la sensación
de frío a todos los que lo vieron y escucharon.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)